viernes, 2 de febrero de 2007

Sonidos y palabras

El sonido de la voz nos sirve para crear la palabra, pero también nos permite tararear contenidos musicales o emitir sonidos clasificables como efectos sonoros. Así la palabra y voz no son equivalentes y el conocimiento de los rasgos definitorios de cada una de ellas se vuelve imprescindible para el pleno aprovechamiento de sus potencialidades.
Tres son los rasgos físicos que los diversos autores destacan de la palabra: su tono, su intensidad y su timbre.

TONO: Es la impresión que nos produce la frecuencia de vibración a la que se manifiesta una determinada onda sonora. En el caso de la voz, la marca del tono (grave o agudo) viene dada por la cantidad de movimiento que se produce en las cuerdas vocales en una unidad de tiempo, es decir por el número de vibraciones que en ellas tienen lugar. Cuantas más vibraciones acontezcan, más aguda será la voz, más alto será su tono.

Esta característica el sujeto la puede manipular, el cerebro puede dar la orden de variar la tensión de las cuerdas bucales, lo que da lugar a variaciones en el tono de la voz. Si las cuerdas vibran rápido, la voz suena más aguda mientras que si lo hacen lento, la voz suena más grave.

En relación a esta posibilidad de autocontrol, aparece el concepto de ENTONACIÓN.

ENTONACIÓN: Supone la sucesión controlada de variaciones de altura o frecuencia del sonido. El tono también se caracteriza por la tesitura.

TESITURA: la forma el conjunto de tonos graves y agudos que una persona lograr emitir con absoluta comodidad, sin necesidad de esforzarse. Existe una relación directa entre la tesitura de la voz y la edad y el sexo.

INTENSIDAD: Consiste en el mayor o menor grado de fuerza espiratoria con que se pronuncia un sonido. Se relaciona con la fuerza de emisión de las vibraciones procedentes de las cuerdas vocales y con la potencia de ampliación previa a su emisión. Esta dependencia, respecto de la presión que se ejerza desde los pulmones durante la fonación, favorece que se establezca una equivalencia entre intensidad y volumen. De ahí que sea normal asociarla con alta/baja o fuerte/débil. Así mismo, esa dependencia respecto al caudal de aire proveniente de los pulmones permite que el volumen sea modificable en la medida en que se modifica dicho caudal.

Aunque el ritmo en la respiración (el cual ejerce un control sobre la intensidad de la voz) es un proceso mental dirigido por la voluntad de la mente del sujeto, a veces pueden influir factores de carácter fisiológico. La constitución física: su constitución pulmonar.
Las alteraciones abdominales: la digestión, por ejemplo, puede dificultar la movilidad del diafragma. Tensión emocional: La fisiología del miedo nos explica la necesidad que tenemos de inspirar con más frecuencia cuando estamos turbados emocionalmente.

La clasificación de las voces en función de su intensidad tiene un sentido fundamentalmente espacial pero también jerárquico así el que tiene más voz parece más importante – en una discusión, a medida que crece la excitación y la agresividad las intensidades de la voz van aumentando.
El carácter expresivo de la voz hablada depende de la relación espacial entre las personas que participan en la conversación y esta relación espacial está en contacto directo con la intensidad de la voz (desde el cuchicheo de una confidencia hasta la charla en un salón de actos).

TIMBRE: Ha sido definido como el efecto acústico resultante de la mezcla de varios sonidos. Constituye la especialidad de cada sonido y vine condicionado por los armónicos (frecuencias que conforman la onda sonora y que son múltiplos de la frecuencia fundamental). El choque de estos armónicos con las cavidades bucal y nasal, el velo del paladar, los labios, la lengua los dientes es lo que determina la forma final que acaba adoptando la voz, determinando así su especificidad.

También el timbre puede ser manipulado. Esta circunstancia es la que hace posible las imitaciones. El hablante que imita a otro sujeto, está modificando la posición de su boca de modo que los armónicos varíen aproximándose al timbre de la persona a la que se pretende evocar.

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